martes, 4 de abril de 2017

COLEGIOS DE TALAVERA IV

  ESCUELAS "NUESTRA SEÑORA DEL PRADO"

Estaba emplazado en el edificio situado en la actual Avenida de Pio XII, junto a la Plaza de España, donde en los últimos años está siendo habilitado por el Ayuntamiento para otras funciones.

Recordamos a su director D. José-Octavio Pérez Acebrón y su esposa, Doña Emilia Rodrigo Sánchez, maestros de las Escuelas durante muchos años.  Hemos de decir quienes les conocimos que, además de excelentes profesores, eran personas entrañables y humanitarias, demostrándolo con su buen trato a alumnos, familiares y amigos. Dejaron un buen recuerdo de sus vidas. 


 


Doña Emilia y Don José-Octavio en la escuela.



 
Don José-Octavio en la escuela con su hijo y alumno.





Carlos y Carmen Pérez Rodrigo en la escuela.





Don José-Octavio con su grupo de alumnos en el patio del colegio.




Doña Emilia Rodrigo con su grupo de alumnas en el patio del colegio.



Carmen Pérez Rodrigo en la procesión del Corpus Christi




D. José-Octavio Pérez en una procesión con los alumnos de la escuela.




 Maestros de las escuelas Nuestra Señora del Prado, en la puerta del colegio.
Este grupo recibió el primer premio en un concurso de TVE.



Imposición de la medalla de Alfonso X el Sabio a Don José-Octavio Pérez Acebrón



Recorte de "La Voz de Talavera" con un artículo de una alumna de Doña Emilia en su jubilación.






 


Certificado de Estudios Primarios otorgado a Desiderio Tena Muñoz, un antiguo alumno de  las escuelas del Prado






































Transcribimos unas entrañables lineas que su nieta Raquel Haro Pérez nos envía, junto con las fotografías que los hijos de D. José y Dª Emilia nos han remitido:

"Emilia Rodrigo Sánchez y Jose-Octavio  Pérez Acerbrón, para mí Pepe y Yaya, fueron los maestros que  se encargaron de enseñar a varias generaciones  en el Colegio Público Ntra. Sra. del Prado. Ella, a las niñas y él a los niños.  Sé del cariño que sus alumnos les tenían a los dos porque han sido muchas, incontables, las veces que estando de paseo por Talavera con mis abuelos, se les acercaba de pronto alguien a saludarlos. Y, cuando yo luego preguntaba que quien era, siempre me respondían diciéndome su nombre, su apellido y contándome alguna anécdota: si era muy revoltoso, si estudiaba muy bien o si había perdido a su padre en la guerra.

Tengo la sensación de que con el paso de los años, ni mis abuelos olvidaron a todos esos chavales a los que enseñaron, ni sus alumnos dejaron nunca de pensar en sus maestros. 

Pensar en los que ya no están. Qué bonita manera de hacer un homenaje". 

Raquel.











 

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